Poemas de las Islas, y el Río de la Muerte
En el país en donde el viento cambia de nombre cada 100 lenguas,
En el país en donde nacen las grandes crecientes y naufragan las veletas.
En el país donde los ríos cambian de nombre cada 100 leguas.
Donde las orquídeas son devoradas por lianas.
En la cuenca del Amazonas y del plata,
Poblada de gatos monteses, caimanes, jabalíes, basiliscos, multicolores moscardones, grandes pájaros asesinos.
En el país donde la selva atrapa con el sutil veneno de la terrible fiebre verde.
Allí donde se encuentran los imponentes ríos, vecinos del dolor y del espanto de los caucheros y los leñadores.
Y más allá, donde yacen extrañas ciudades enterradas desde hace miles de años; sus muertos, sus hazañas y sus ritos.
En el país donde disputan vientos y soles, lluvias y sequías, olores excitantes, grillos mágicos, sapos gigantescos.
Allí donde hay algo más que el oro y los diamantes, más que el bosque compacto, las selvas vírgenes, y los ríos tremendos:
Hay, en el corazón misterioso de este mundo, la total, fascinante atracción de la selva.
Y pregúntenle a Fawcet, explorador inglés, si es que retorna de la Isla que navega en el Río de la Muerte, rumbo a un destino inexorable, hacia el océano.
Hacia el inconmensurable cementerio de aventureros, de Islas y de barcos.
Raúl González Tuñón
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